Uno de nuestros alicantinos más ilustres, Eduardo Irles (ver apartado biografías), escribió:

" En los extremos del poblado están los arrabales que miran al mar libre, a las lejanías infinitas. Arrabales pobres desparramados bajo el sol de la playa o trepando por el peñascal del castillo para dominar al horizonte que se llena de velas blancas. Callejuelas y rinconadas, recovecos y abajaderos con olor de alquitrán, de redes y ovas húmedas, de pescado y viento salobre. Algarabía de chicuelos descalzos, desarrapados, que brincan y se persiguen en la arena entre las redes tendidas de la jábega, costillajes de barcas viejas, nasas y cuévanos relucientes de escamas y adujas de maroma goteante, mientras los calafates embrean sus faluchos y los pescadores vían la jarcia. "

La ciudad de Alicante vivía mirando a sus murallas, y a extramuros iban naciendo por diversos motivos, como la necesidad de la pesca, nuevos arrabales que iban surgiendo como juderías o como casonas junto a los conventos, siempre fuera del recinto amurallado de la ciudad. Esto ocurrió con el Raval Roig, que nació junto a un convento de los Templarios. Con el pasar del tiempo se convirtió en un barrio de pescadores.

En nuestro barrio los judíos se marcharon al exilio en una fecha y los moriscos se marcharon en otra, pronto las ermitas y conventos se hicieron con el lugar, y por último pasó a ser un barrio de pescadores que tenían sus barcas en la playa con una salida fácil al mar en parte y por otra parte no tenían ninguna necesidad de someterse a un horario de apertura y cierre del recinto amurallado.

El Raval fué por excelencia el barrio de los pescadores de Alicante, hasta que llegaron los años 60 y el turismo de sol y playa, poco a poco las bonitas y antiguas casas de los pescadores fueron desapareciendo y con ellas ese olor característico a barrio marinero, ese barrio de familias que más que vecinos eran como una sola familia, donde todos se conocían y donde todos vivían el día a día con sus penas, alegrías y humor, otro humor característico de las gentes que poblaron este histórico barrio y del que nos sentimos tan unidos y orgullosos de pertenecer a estas familias.

ORIGENES DE NUESTRO BARRIO


En la parte delantera, el mar Mediterráneo, en la parte de atrás el Monte Benacantil, ¡casi res! (casi nada), ahí está nuestro barrio, en el lugar más privilegiado de Alicante.

¿Quiénes fueron los primeros habitantes del barrio?, en tiempos remotos quién lo sabe, hay diversas opiniones, algunos dicen que el Raval se destinó para vivienda de los judíos que fueron expulsados por los Reyes Católicos, ya que el número de árabes era reducido debido a que se fueron a formar parte de una tribu establecida en Benimagrell. ¿Es esto cierto?, no parece que sea real, quizá demasiado rebuscado. Lo cierto es que pronto se convirtió en un barrio de pescadores a la orilla del mar, teniendo así a mano sus embarcaciones y herramientas de pesca.

En el llibret de fiestas del año 2011 se relacionan algunos apellidos empadronados en el año 1795, una especie de recopilación de los nombres de los vecinos pués todavía en ese año no se había establecido un censo de población. Apellidos como Mingot, Bosch, Benesiu, Lozano, etc. están en esta primigenia lista. No sabemos si existe algún documento más antiguo pero lo que está claro es que esta relación es muy interesante fruto de la investigación del autor para el llibret de 2011.

Otro documento interesante es el que este mismo autor aporta en el llibret de fiestas de 2012 que se remonta al año 1861, más concretamente el 6 de Septiembre de ese año, donde los vecinos solicitan al gobernador de Alicante que atienda sus peticiones quejándose de la falta de agua y luz. En este manuscrito se pueden ver las firmas de los vecinos de la época como Francisco Riera, Manuel Esplá, Pedro Benesiu, Saturnina Pérez, Manuel Romero, etc.

Fuente: llibrets Festes Raval Roig 2011 y 2012 autor: D. Agustín Medina Ramos.

Doy las gracias a D. Oscar Llópis Barragán por facilitarnos dichos Llibrets.

Historia del Raval Roig


BOVEDAS - PASADIZOS


Siempre se han escuchado historias sobre los pasadizos del castillo que conectaban con algunas casas del Raval Roig, los comentarios pasaron de padres a hijos y se decía que el Castillo del Benacantil tiene numerosas galerías y pasadizos que los musulmanes utilizaban para huir en caso necesario. Se habla de tres pasadizos en concreto, uno que desemboca en una de las salas de la vieja mezquita que después pasó a ser la iglesia de Santa María, otro pasadizo más que desemboca cerca del Castillo de San Fernando y un tercero que conduce a la playa del Cocó. El que da a las cercanías del Castillo de San Fernando parece más una leyenda que otra cosa, aunque los musulmanes eran capaces de hacer muchas cosas extraordinarias como ya sabemos.

Algunas viejas plantas bajas del Raval Roig y de la Villa Vieja estaban directamente conectadas a estos pasadizos, se cree también que algunas familias utilizaron las entradas de estos pasadizos como refugio durante la guerra civil, cosa que pudo ser posible sin duda.

Aunque poco se sabe con certeza y se oyen muchas leyendas, los pasadizos existen y ahí están las entradas a las bóvedas.


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